top of page



¿No te pasa que llegás agotada mental y físicamente a fin de año? Con esto de querer brindar con los distintos grupos de amigos (del cole, del trabajo, del gimnasio, de inglés, etc), cada celebración termina siendo una carrera como si después del 31 ¡se acabara el mundo!


A mí, encima, para darle un toque más de “adrenalina” a estas fechas, se suma entre navidad y año nuevo, el cumple de mi hija menor, Oli.


Es por eso que este año me propuse disfrutar en modo slow cada evento, aunque eso signifique fallar a algunos o priorizar vivir en paz la previa a la noche buena (como dice la canción) a costa de no cumplir con otras auto exigencias, como pintarme las uñas, por ejemplo (jajaj).


Este fin de año me fijé como check list disfrutar del proceso de cierre. Hacer las cosas aunque no salgan divinas como para el posteo de Instagram. Mejor hecho que perfecto, dice el refrán.


Y en esta foto están mis dos hijas, Juana y Oli, preparando con alegría la torta de cumple. Amasamos fondant (eso que de chicos le decíamos masapan) por primera vez y decoramos la casa con entusiasmo, pensando más en divertirnos que en el resultado final.


Las bolsitas las garabateó Oli, y varias veces me abstuve de decir “no, así no queda tan lindo”, pero, al fin y al cabo, ¿no es mejor disfrutar y celebrar con lo que en esencia somos?, sin presiones, ni exigencias, ni “así queda mejor”. Cuesta, lo sé.

Mi necesidad de hacerlo bien, como debe ser, me quiso tomar varias veces, pero opté por entregarme al placer de hacerlo, aunque no quede tan perfecto, pero sí real. Sabía que este modo de celebrar es el que queda en los recuerdos que evocamos una y otra vez, cuando pasan los años.


Querida amiga, se termina el año, ¿la vida? Nunca sabremos cuándo. Pero mientras tanto… ¡disfrutemos del mientras tanto! Que al fin y al cabo eso es la vida: eso que pasa mientras hacemos otros planes (lo dijo un tal John, que no vivió demasiado pero sí lo hizo con toda su verdad).


¡Feliz comienzo de un nuevo ciclo! Que sea con menos perfección y con más PRESENCIA.

| ASTROLOGÍA |




Es un ciclo de cambios y transformaciones, que nos conectan con nuestro propósito de vida.


Durante esta temporada tendremos dos eclipses, y los nodos del karma se encuentran en Tauro - Escorpio, así que, el enfoque en este recorrido estará en reconocer y conectar con nuestro valor personal y en soltar situaciones que no nos hacen bien.


El primer eclipse de esta temporada será el 25 de Octubre, en el grado 2 de Escorpio. En un eclipse solar, la Luna le quita luz al Sol interponiéndose entre él y la Tierra. Algo nuevo comienza pero no es momento de tomar grandes decisiones ya que no veremos las cosas con claridad (el Sol está oculto). Podemos estar conectando con asuntos del pasado para crear algo completamente nuevo. Al darse en conjunción a Venus, es importante notar si hay hábitos y obsesiones vinculadas a relaciones pasadas para cortar con eso en los próximos seis meses.


El segundo, será un eclipse total de luna llena en Tauro el 8 de Noviembre, y nos trae lecciones en temas de economía, nos invita a reconocer y cambiar nuestros viejos hábitos de consumo. Algo que no estaba claro se pone de manifiesto en relación con nuestros recursos y con lo que valoramos. La energía de este eclipse será mucho más tensa que la del primero y nos invita a culminar cosas que iniciamos durante el eclipse del pasado 30 de abril. Al darse en conjunción a Urano, es importante notar nuevas maneras de relacionarnos y podremos estar inestables emocionalmente.


Los temas que se tocan en este momento influyen en nuestra estabilidad, relaciones y economía. Es decir, que estaremos viviendo experiencias fuertes en relación con estos temas que, además, serán clave para nuestra evolución. Por eso es importante reconocer y transformar hábitos que no te hacen bien o que no te ayudan en la manifestación de tus deseos.


Por Eugenia Zarzoso Paoloni

Astróloga y tarotista

Instagram: @eugeniazp

| MUNDO INTERIOR |


La coach holística Bel Aguirre, nos brinda herramientas para cuidarnos y elevar nuestra autoestima.

Cada vez que hablamos de maternar, siempre hacemos foco en una madre que cuida y nutre a su hijo, pero este maternar habita en cada una de nosotras.

La imagen maternal que todos poseemos es la de nuestra infancia, con aquella persona que nos crió, con una conjugación de otras madres o modelos maternos que nos fueron inspirando, y/o hacemos propias aquellas experiencias.


A lo largo de los años, mientras crecemos soltamos a nuestros padres, porque podemos desarrollarnos en equilibrio, es decir, podemos nutrirnos, respetarnos y cuidarnos por nosotros mismos. Y así es que nace esta madre interior que todas tenemos dentro, que nos ayuda a nutrir nuestro cuerpo, mente y alma.


Nos vamos maternando de acuerdo a las situaciones, procesos y relaciones que vamos viviendo, y ahí es cuando empezamos a explorarnos a través de este Arte de maternar.


La madre interior que habita dentro nuestro, es flexible, mutable. Con lo que nos da el gran poder de sanarnos, acompañarnos y de transformar aquellas situaciones difíciles de cuando éramos niñas.


Para ser conscientes de esta madre interior, tenemos que reconocer que nuestra mamá habitó dentro nuestro, y es por este motivo que a veces repetimos patrones, es decir nos relacionamos como lo hacía mamá. Y nuestro gran desafío como hijas es honrarlo, recibirlo, y construir nuestra propia madre interna.


En el momento que aprendamos a maternanos, va a ser de forma auténtica, amorosa y sana. Quedará en nosotras hasta el resto de nuestra vida.


Muchas veces no tenemos energía disponible para poder maternar, ya que seguimos trabajando las heridas emocionales de nuestra madre, y no podemos habitarnos en presencia. En el caso que reconozcamos esta situación es importante un acompañamiento terapéutico para poder ordenar el vínculo de madre e hija y la posición de hija.


Para maternarnos es fundamental trabajar el vínculo con mamá, para poder estar saludables, sabias y sanas para nuestra propia vida.


Maternarnos en simples palabras es nutrirnos, cuidarnos; es la forma en que nos hablamos, es esa voz interna que se dirige a nosotras mismas de buena o mala manera, ya que es la voz que tomamos en nuestro interior.




Pilares para maternarte


Autoconocimiento, siempre lo digo es un camino de ida, es bucear en tu pasado, es un camino duro, no es fácil, es doloroso porque va a hacer que tomes consciencia de tus heridas, y cuál es la medicina que necesitas para sanarte.


  • Reconocer las heridas de tu niña interior.

  • Honrar tu historia e identificar qué necesitabas a prender de ella.

  • Realizar prácticas de autocuidado.

  • Tomar decisiones para nuestro bienestar y salud.

  • Poner límites sanos, es fundamental.

  • Priorizarnos.


Para finalizar, tenemos que saber que maternarnos es una filosofía de vida. Ya que cada acción tiene un valor e impacto en nuestra vida, para crear y transformar.


Maternarnos no solo es clave para crecer y vivir una vida cotidiana sana, sino que es vivir conectada con nuestra Alma.



¡No te pierdas ninguna novedad!

Suscribite al newsletter

¡Gracias por suscribirte!

Logo.png
bottom of page