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| EDITORIAL |


El estreno mundial de Barbie, me hizo replantear mi historia personal con la icónica muñeca, ¡y encontré mucha tela para cortar! Aquí va.



Película "Barbie" de Greta Gerwig

Mi historia con la Barbie (en mi caso fue LA Barbie, no como ahora que muchas niñas tienen varias, de todos estilos y colores) fue, podríamos decir, de amor-odio.

Cerca de mis 8 años llegó a mi vida la Barbie Tropical, y para mí fue como ver la belleza en su máxima expresión, condensada en una mujer en miniatura…Venía en su cajita rosa, con un tono de piel “bronceado caribeño”, ojos profundamente celestes, una malla enteriza multicolor, con un solo hombro y un pañuelo con volado amarillo, que funcionaba de pollera, hebilla, ¡lo que se te ocurra!


Capítulo aparte merece hablar del pelo de mi muñeca: Venía con un peinado trenzado como en espiral, perfecto y largo hasta la cola, de un rubio ceniza bien tupido y suave. Obvio que cuando mis padres me la regalaron, mi primer impulso fue querer desarmarle su inmaculada trenza y hacerle mis propios peinados; pero no. Ellos me prohibieron sacarle su “look” de fábrica, porque decían que se iba a arruinar su pelo, y que era hermosa así como estaba… ¡y yo cumplí a rajatabla la orden! Y jugué varios años con mi Barbie Tropical, siempre igual, siempre perfecta, reprimiendo el deseo de explorarla en su totalidad. (Ahora que lo pienso, es un tema con el que mi psicóloga se haría un banquete).


Barbie Tropical (1986)

Claro que a esa edad yo no razonaba sobre el prototipo de belleza estandarizado y occidental que se nos imponía a las niñitas de los 80, pero sí recuerdo que quedaba embelesada observando las diminutas proporciones de mi muñeca, con su cinturita ínfima, sus pechos prominentes, sus largas piernas, y pensaba… ¿será que en un futuro yo me pareceré a ella? Creo que ese pensamiento mágico escondía una aspiración inconfesable, que me hacía deducir que, al poseer mi Barbie, algo de ella se encarnaría en mi YO del futuro.


Por suerte los años, además de traernos cambios físicos, nos traen también cambios psíquicos, y sociales. Estoy convencida de que hemos evolucionado como sociedad, gracias en parte a las luchas del feminismo y grupos minoritarios como las comunidades LGBTIQ+, que, con su ímpetu y orgullo, pusieron sobre la mesa un montón de replanteos sobre los cánones establecidos que supuestamente, debíamos seguir y admirar: la heterosexualidad, la mujer 90-60-90 de nariz pequeña y labios carnosos, la delgadez, por mencionar solo los más evidentes. Normas que mucho tiempo fueron indiscutidas y, que hoy, por lo menos mi generación y la de nuestrxs hijxs, las cuestionan en voz alta.


Es por eso que cuando fui a ver la película Barbie con mi hija mayor, de 12 años, tenía mucha intriga de lo que iba a representar la famosa muñeca para ella, quien también creció con varias Barbies.


Película "Barbie" (2023)

La peli me emocionó mucho, por el tratamiento que hizo de los estereotipos de belleza, ya que se enfocó principalmente en el empoderamiento femenino (y masculino, ya que los KEN son al mundo Barbie, lo que las mujeres por mucho tiempo, hemos sido al mundo real) y nos impulsa a bucear en nuestro interior para encontrar nuestros deseos más íntimos y para entender, por mucho que cueste a veces, que nuestro valor está en quiénes somos y no en un ideal inalcanzable de belleza.


Yo tiré algunas lagrimitas (cada vez lo hago con más facilidad) y mi hija también. Seguramente su interpretación y vivencia de la peli fue diferente a la mía, quizá porque ella no tuvo que pasar por tantas barreras como las de mi generación. Sin embargo, le pregunté, al finalizar, qué le pareció la película, y me respondió con una simpleza tan espontánea, que me pareció muy lógica: “Me gustó mami. La peli nos dice que cada una tiene que ser su propia Barbie, la Barbie que quiera ser…” ¿puede ser una respuesta tan hermosa? Ni siquiera ella sabe que la palabra Barbie, para muchas de nosotras tenía una connotación negativa, que representaba todo lo que estaba mal para una niña en construcción de su autoestima: superficialidad, belleza estereotipada, etc. Para mi hija, en cambio, es solo una muñeca, una extensión de cada una, que nos permite elegir quiénes queremos ser en la vida. La palabra Barbie dejó de tener el significado que tenía, solo era el nombre de una muñeca.


Y para los que se estén preguntando sobre el paradero de la Barbie Tropical, terminó donada al Hospital de Niños. La llevé cerca de mis 20 años, con su peinado inmaculado, para que algún niñx se dé el gusto de hacer lo que yo nunca pude: desarmarle la trenza perfecta y “arruinarle” su peinado rubio ceniza. Al menos esta Barbie, cumplió una linda misión.



Y me dejé caer en la tentación del furor rosa. Acá está está la versión de mi Yo Barbie.

 

por Raquel Abraham

Periodista y comunicadora.

"Amo contar historias inspiradoras".

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| CRIANZA|


La corresponsabilidad parental es fundamental cuando se trata de la crianza y educación de los hijos. Se refiere a la distribución equitativa de las funciones entre los padres, sin importar su género, ya sea que vivan juntos o separados.



La corresponsabilidad parental tiene numerosas ventajas para los niños/as, en comparación con la crianza exclusiva en diferentes aspectos, como el psicológico, emocional, académico, salud física y la relación con ambos padres.


Las funciones desempeñadas por la familia, como el apoyo, satisfacción de necesidades, educación, estructuración psíquica, aprendizaje de roles sociales, transmisión de valores, el deber de sostén emocional y protección son muchas, y tan importantes, que resulta más saludable y armonioso cuando pueden ser compartidas. Responsabilizar a una sola persona con todas estas tareas es una carga demasiado pesada para asumir en soledad.


La presencia de ambos padres es importante y tiene un impacto positivo en el desarrollo de los niños. Además, el hecho de que las responsabilidades sean compartidas también conlleva un buen nivel de salud mental para los cuidadores.



Lic. Sol Márquez

Sin embargo, en la realidad, la corresponsabilidad no siempre se cumple de manera equilibrada. En muchos casos, las consultas psicológicas revelan que, aunque los padres compartan la crianza, la mayor parte de la responsabilidad recae en uno de los miembros, que suele ser la mujer.


Estudios científicos demuestran que, en la mayoría de los casos, tanto en parejas como en padres separados, las mujeres asumen la mayor responsabilidad en la crianza. Ellas realizan el "trabajo invisible": establecer límites, asegurarse de que estudien, llevarlos al médico, ocuparse de su alimentación, higiene, vestimenta, recreación, entre otras tareas. Esto las deja a merced de sus hijos y les impide disfrutar de su tiempo libre, lograr sus metas laborales y mantener relaciones sociales.




Renunciar al deseo es renunciar al propio ser y, de alguna forma, es devastador para la salud mental de la mujer, porque deja de ser una mujer deseante para transformarse en una mamá full time. Esto la despersonaliza, transformándola en un "robot" que actúa automáticamente. Y sin dudas, una mamá sin una buena salud mental, no puede cumplir funciones en sostén y apego que necesitan las niñeces.


Esto nos lleva hablar del tema de la paridad de género o mejor dicho "desigualdad" de género, ya que históricamente las mujeres se han encargado del cuidado de los niños, mientras que los hombres se han ocupado de la economía del hogar. A pesar de los avances en favor de los derechos de la mujer, esta estructura patriarcal aún persiste en nuestra cultura.


Creo que este problema es de índole social y cultural, y coincido con otros autores en que pasarán varias generaciones antes de que se produzca un cambio de paradigma. Mientras tanto, considero necesario implementar acciones destinadas a mitigar el sufrimiento de las personas que asumen esta responsabilidad en soledad. Considero importante deconstruir este modelo social y cultural tan arraigado.


Para esto, creo que a nivel macro, es importante que el Estado implemente acciones para modificar el papel de la mujer en la sociedad y acelerar los procesos de cambio.


Esta acciones deberían ser parte de un enfoque integral y sostenido para fomentar la corresponsabilidad parental.


El Estado debería promulgar leyes que protejan y promuevan los derechos de los padres en relación con la corresponsabilidad parental. También sería importante implementar políticas de licencia parental que fomenten la participación equitativa de ambos padres en el cuidado de los hijos. En relación a la educación sería importante llevar a cabo 'programas de educación y concienciación destinados a promover la corresponsabilidad parental. Estos programas pueden dirigirse tanto a padres como a profesionales del sistema judicial y de servicios sociales, y pueden proporcionar información sobre los beneficios de la corresponsabilidad.



En lo que me compete, desde el campo de la psicología, y en lo que respecta a la subjetividad de estas personas y sus hijos, considero que es saludable establecer redes de apoyo. Esto sería una forma de cuidar a los cuidadores, ya que los cuidadores agotados, estresados o enfermos no son capaces de brindar la protección necesaria, lo cual afecta a los niños.


Desde una perspectiva psicológica, es importante que estas personas puedan modificar su posición subjetiva en relación a estas situaciones que, de alguna manera, violentan su estructura psíquica. Estas situaciones suelen ser silenciadas y naturalizadas, por lo que considero fundamental alzar nuestras voces, poner en palabras lo que nos sucede y ser escuchadas sin ser juzgadas. Creo que este es el primer paso para deconstruir este modelo cultural tan profundamente arraigado.


 

por Sol Márquez. Psicóloga clínica.

Especialista en Evaluación Psicológica


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| SEXUALIDAD |


Sobre la importancia de lograr una comunicación fluida con nuestros hijos, hijas e hijes.



No en todas las familias se habla con fluidez sobre sexualidad, intimidad y algunos procesos fisiológicos que son muy importantes en nuestra vida. Muchas veces nos preguntamos ¿cómo y cuándo hablar con nuestros hijxs sobre estos temas? Suele pasar también que a determinada edad lxs niñxs comienzan a hacer preguntas y no sabemos qué responderles.


Por eso, hablamos con la Dra. Sofía Achem (MP. 3470), especialista en Ginecología y Sexología, para que nos comente sus puntos de vista y nos sirva de puente para poder hablar de una manera más fluida con nuestros hijxs, conocer los tiempos adecuados para llevar a nuestras hijas a su primer encuentro con un/a especialista, etc.


Si comprendemos que la sexualidad, nos atraviesa y no sólo forma parte de nuestra vida sino que además “hace a nuestras existencias”, como bien menciona la doctora, podremos quitarle todo el peso y correrlo del estante de temas “tabú”.


En esta entrevista, Sofi nos invita a reflexionar alrededor de aspectos de la vida que muchas veces son causantes de incomodidad y angustia. Redimensionar y resignificar nociones aprendidas respecto a la sexualidad, intimidad, la primera menstruación; será fundamental para mejorar la comunicación con nuestros hijxs y fortalecer nuestra relación con ellxs.



Dra. Sofía Achem

¿Cuál es el mejor momento para empezar a hablar con nuestros hijxs sobre sexualidad? ¿Cómo abrir el espacio al diálogo?


En realidad, no hay un momento para empezar a hablar de sexualidad con nuestras hijas, hijos e hijes. La realidad es que la sexualidad nos atraviesa y es algo que forma parte de nuestras vidas desde que nacemos hasta que morimos. Por lo tanto, comprender que la sexualidad hace a nuestras existencias de manera permanente y desde el primer momento de nuestras vidas, vuelve más fácil esta situación de la comunicación con hijos hijas e hijes.


La comunicación no es solo hablar de lo coital, de la penetración y de evitar enfermedades de transmisión sexual o embarazos: es hablar de afectividad, del contacto, de la caricia, de la intimidad. Es hablar de poder sentir y expresar lo que nos pasa. Es hablar de poder reconocer lo que no nos gusta, lo que nos hace daño y poner un límite a eso.


Entonces, comprender esta visión integral, hace que desde muy pequeños, desde muy pequeñas nosotros podamos empezar a transmitirles a nuestras hijos, hijas e hijes las reglas del juego, conocimientos y herramientas para poder disfrutar de sus cuerpos, del placer, poder poner límites, reconocer espacios de intimidad y vincularse con otros y otras.



¿Cuál es la edad ideal para llevar a nuestras hijas a una primera consulta ginecológica?


Muchas veces surge la invitación desde el pediatra, la pediatra, cuando empiezan a aparecer los cambios en el organismo que indican que se va a presentar la primera menstruación o bien, apenas sucede la primera menstruación.


La idea de estas primeras consultas no es hacer una consulta terapéutica sino todo lo contrario, empezar a comprender que la consulta también puede ser un espacio de promoción y de prevención. Entonces, generar un vínculo afectivo, adecuado con esta niña, va a hacer que a futuro pueda contar con este espacio para poder traer todas sus dudas vinculadas con su sexualidad, con su intimidad, con los procesos fisiológicos que ocurren en toda esta etapa de la vida y a partir de aquí, el resto de la vida y poder realizar un intercambio nutritivo.


Según tu experiencia, ¿Cuáles son las dudas más frecuentes en las primeras consultas?


En las primeras consultas las niñas no tienen ninguna duda, las dudas las tienen las mamás y las nenas tienen mucha vergüenza. Entonces, ¿cuál es mi experiencia? Mi experiencia es que en las primeras consultas no hay que invadir demasiado a quien va a la primera consulta, que va con mucho con temor y con mucha vergüenza. Hay que poder empezar a generar un espacio de diálogo, tratar de vincularnos empáticamente y dejar que empiece a fluir lentamente el motivo de consulta cuando este sea necesario.



¿Cómo hablar con las niñas sobre la primera menstruación?


Hablar sobre la menstruación debería ser algo fluido y natural porque es un proceso fisiológico. ¿Cuándo hablar? Y…en realidad siempre está bueno hablar con antelación. ¿Cuánto antes? Todo depende del tipo de familia... de estructura familiar que exista, porque hay familias (en las que actualmente, con más frecuencia se ve esto), los niños, las niñas y niñes ven los productos de gestión menstrual de alguna otra persona que vive en la familia: de la mamá, de una hermana, de una tía, de alguna persona por ahí que esté a cargo de la crianza, no hace falta que sea un familiar directo y empiezan a hacer preguntas.


Entonces, por ahí, hilando estas preguntas, uno puede empezar a hablar de la menstruación y a partir de ello, volverse algo como un proceso fisiológico y natural.


Más cerca de la primera menstruación, ya cuando el pediatra, la pediatra hace la derivación al ginecólogo o cuando se notan los primeros cambios en el desarrollo puberal, se puede hablar más específicamente de qué va sucediendo en el cuerpo, qué está pasando en este momento, qué puede llegar a suceder en la primera menstruación y preparar algún pequeño kit con productos de gestión menstrual, con algunos productos de higiene que esta niña pueda tener en sus diferentes bolsitos que lleva a sus actividades cotidianas: la escuela, el club, inglés. De modo tal que cuando se presente esta primera menstruación, pueda contar con esto para su uso. Otra buena práctica es enseñarles a usarlos previamente: poner una toallita en una bombacha, pegarla, despegarla, sacar las alas, probar si es cómoda, si es confortable, si raspa en algún lugar; de modo tal que también este familiarizada con esta acción.



Por otra parte, ¿cómo habilitarles espacios de intimidad? ¿Lo dejamos “sobreentendido”? ¿lo hablamos abiertamente?


La intimidad es algo que uno … digamos no es que se habilita o no se habilita. La intimidad es algo propio de cada persona, de cada ser, forma parte de nuestra cotidianeidad y tiene que ver con un montón de situaciones. La intimidad habla de lo que nosotros tenemos en nuestros dispositivos personales, de lo que transportamos en nuestras carteras, en nuestros bolsos.


Entonces, ¿cómo hablamos y habilitamos la intimidad? Primero respetando la intimidad de nuestras hijos, hijas e hijes y dándoles herramientas para poder gestionar esta intimidad.


Progresivamente los espacios de intimidad van a ser diferentes y con otras necesidades, si nosotros trabajamos, primero en respetar nuestra intimidad y la de ellos, ellas, elles; vamos a tener muchas más fluideces al momento de tener que dialogar sobre espacios de intimidad de otra índole.


¿A qué edad según tu experiencia, suele ocurrir la primera relación sexual en lxs jóvenes?


En esta pregunta, me gustaría hacer hincapié en: ¿a qué nos referimos cuando hablamos de primera relación sexual?


Porque generalmente cuando hago esta pregunta en todos los talleres que doy y en todos los grupos en los que trabajo… la mayoría queda con una cara de ¿y cómo respondo a esto?. Pero, convenimos que todavía se hace mención a la primera relación sexual, cuando se habla de la primera relación sexual coital heterosexual con penetración pene-vagina. Entonces, estamos reduciendo la sexualidad de nuestras hijas, hijos, hijes a la penetración vaginal con pene.


Entonces, me parece que deberíamos empezar a cambiar esta pregunta y cambiar la preocupación y ocupación que tenemos padres adultos de que no se embarace y que no se enferme de algo a través de la penetración vaginal, y ampliemos nuestra mirada de que primera relación sexual se trata del primer contacto que nuestros hijos,hijas e hijes empiecen a tener en la intimidad con el placer, con ellos mismos, con ellas mismas y con otros. Y que a partir de esto, empecemos a dialogar de placer, de consentimiento, de cuidados.


Si te interesó esta entrevista y querés ponerte en contacto con la especialista, podes solicitar turnos a través de Instagram: @hablemosdesexoyplacer o al celular 3884 34-5336.


Atención de manera presencial y virtual.

Deán Funes 225. Río Tercero.


 

por Jimena Ducci y Raquel Abraham


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