| EDITORIAL |
Yo creo que Revista CHE nació hace más de 30 años. Si bien salió al “éter” en febrero de 2019, la realidad es que ya había algunas semillitas dando vueltas en mis sueños, desde mis 9 años, cuando comencé a escribir mi diario íntimo.
Mis primeros escritos eran de lo más concretos: qué hacía cada día, mis juegos, la escuela, vacaciones, describía con lujo de detalles a mi familia y amigos. (No hay nada más tierno que leer con mirada adulta, a la niña que fuimos. Da ganas de abrazarla y jugar con ella).
Pero además de los fragmentos desprolijos y errores ortográficos, ya se notaba en mi esencia el deseo de comunicar. Yo escribía como si hubiese miles de personas leyendo mi vida, las hacía partícipes, ya tenía en mente un “lector ideal”, que en realidad…debo haber sido yo misma. (Salvo cuando mi hermano intentaba abrir el diario a escondidas y para mí era el apocalipsis).
Paralelamente al diario comencé a escribir cuentos de ficción (yo pensaba que escribía como María Elena Walsh) y “sometía” a alguna que otra amiga a escuchar mis historias.
Y así iba construyendo textos, relatando mis alegrías y fundamentalmente mis penas. Sin saberlo, hacía una suerte de terapia cuando estaba triste y trataba de poner en palabras mis emociones. ¡Me enorgullece haberlo hecho!
Pasaron los años y consideré que solo podía dedicarme a hacer eso que me gustaba ¿Qué sentido tenía estudiar abogacía, economía, medicina, o las carreras que en mi época los adultos catalogaban como serias o con salida laboral segura?
Nunca supe si iba a vivir de la escritura y la comunicación. Solo sabía que no podía traicionar a esa niña que pasaba horas leyendo y escribiendo, sumida en su propio mundo de palabras y que quería seguir haciéndolo por siempre.
Es por eso que Revista CHE nació mucho antes de que decidiera emprender un proyecto periodístico. Nació desde el deseo, esas mariposas en la panza indispensables para que nuestros castillos en el aire encuentren sustento en tierra firme.
¡Esperamos que disfrutes recorriendo nuestras páginas!
por Raquel Abraham
Periodista y comunicadora.
Amo contar historias inspiradoras.
Foto: Ollie Wright
