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| EDITORIAL |


Ilustración: Flori Rodri

Seguramente escuchaste hablar mucho de ABUNDANCIA: “El Universo es Abundancia, la Vida es Abundancia”, y algunas frases por el estilo. Muchos relacionan la abundancia con la prosperidad económica, y es una punta del hilo para deshilvanar el ovillo, pero no la única.


Si pensamos en la abundancia como sinónimo de dinero, la interpretación que hagamos del término seguramente está ligada a ligada a lo que mamamos en nuestra infancia. Pensemos juntas: ¿En nuestro hogar se hablaba de dinero? En mi familia, por ejemplo, era un tema tabú. Yo no sabía cuánto ganaban mis padres, ni cuánto gastaban en cosas pequeñas, como ropa o algunos gustos personales, o en cuestiones más grandes, como viajar o cambiar el auto. Y siempre me recordaban, como en la película “Encanto” y la famosa canción “No se habla de Bruno”: “Nunca le preguntes a tus amigos cuánto ganan sus padres”. Es como que hablar de plata estaba mal visto, era mala educación.


La cosa es que hasta el día de hoy me acompaña un poco esa sensación, que hablar de dinero está mal. Y claro que luego eso trae consecuencias…”¿estaré ganando mucho o poco? ¿Cuánto debo pedir por mi trabajo? ¿Cómo aprendo a ponerme un valor y a negociar en materia económica y salarial?”


Con esto no culpo a mis padres, creo que intentaban “protegerme” de algo y seguramente lo hicieron con las mejores intenciones. Pero hoy a la distancia pienso, que aquello que no se nombra…¡NO EXISTE! Es decir…está bien que una niña pequeña no se preocupe por el valor del dinero, pero cuando crecemos, es sumamente necesario aprender a gestionarlo, cómo conseguirlo, gastarlo, ahorrarlo o invertirlo. Y ahí sí hay que nombrarlo con TODAS LAS LETRAS.


Y ¿por qué? Porque en la sociedad en la que vivimos, para lograr un montón de objetivos, necesitamos esos billetitos, o números en nuestra cuenta bancaria, o -en un futuro muy cercano-, en nuestra billetera virtual. Es decir que, aprender a generar dinero y administrarlo con inteligencia, es una (no la única) de las herramientas que tenemos para lograr, en gran medida, nuestra LIBERTAD.


Pero claro que la ABUNDANCIA es mucho más que el dinero, como dije antes. La etimología de la palabra abundancia es latina (de “abundantia”) y significa que algo existe en mucha cantidad.


Hay un conocido dicho que reza: “Lo que abunda no daña”, pero en mi opinión, esto no es del todo acertado. Si acumulamos gran cantidad de objetos innecesarios (ropa, artefactos, bártulos en general), pueden llegar a asfixiarnos mental, visual y físicamente.


Lo mismo si pensamos en nuestras emociones: ¿Quién puede poner en duda que el optimismo, la armonía, la serenidad, si abundan nos benefician? Pero por el contrario, si nos dominan pensamientos negativos y tóxicos, seguramente nos llevarán a la angustia y el aturdimiento.


Así que seguramente ya estarás coincidiendo conmigo en que la ABUNDANCIA per se, no es ni buena ni mala, solo depende de con qué “materia” llenemos nuestra mente y cuerpo para que lo que nos abunde, nos llene de energía y nos motorice para alcanzar nuestras metas.


Es por eso que desde Revista CHE, en MAYO nos metemos de lleno en la ABUNDANCIA. Vamos a explorar qué es lo que queremos atraer a nuestra vida, y a no sentirnos culpables por desear más. Nada tiene que ver la abundancia con ser desagradecidas. Podemos estar totalmente conscientes de las bendiciones que tenemos, y sin embargo querer más, es parte de la naturaleza humana. Desear nos hace sentir vivas y nos impulsa a la acción.


La abundancia consiste entonces en entregar nuestros dones y talentos al mundo y recibir a cambio una retribución. Y a través de este círculo virtuoso de dar y recibir, nos enriquecemos nosotras y nuestro entorno.

¿Te estás sintiendo abundante?


 

por Raquel Abraham

Periodista y comunicadora.

"Amo contar historias inspiradoras".

 
 
 
Foto del escritor: Eugenia Zarzoso PaoloniEugenia Zarzoso Paoloni

LA ASTROLOGÍA es un lenguaje simbólico que nos recuerda que tenemos diferentes energías y nos invita a transformarnos desde la ciclicidad.


En el mes de Mayo la energía disponible es la del signo TAURO. Tauro es un signo de tierra que nos lleva a conectar con el momento presente, con el placer, la pausa, con disfrutar de lo simple del día a día, con lo tangible, lo concreto, las necesidades y el valor que le damos a las cosas.


El tema central de este mes en Revista Che es la ABUNDANCIA y lo veo muy relacionado con la energía que los astros nos ofrecen. El signo de TAURO, que es regido por Venus, nos habla entre otras cosas del placer y del “valor”, el valor de los recursos, de los bienes, de la tierra, de la riqueza material y económica, del trabajo (no es casualidad que el día del trabajador coincida con esta energía cósmica), y del valor de nuestros recursos internos: ¿Me estoy valorando? ¿Me pongo en primer lugar o siempre al final? ¿Reconozco mis talentos? El valorarnos nos ayudará a sentirnos merecedoras de una vida satisfactoria y plena. Deberíamos ir poco a poco descartando la idea generalizada y errónea que el dinero y el amor propio nos convierte en personas egoístas y llenas de avaricia. Todos somos parte de un todo, y está muy bueno contagiar esta energía de sentirnos valiosas.


Como la abundancia y la gratitud van de la mano, te recomiendo prestar atención y ver todo lo que tenés para darle valor y agradecer, y para que, a partir de esos recursos tan valiosos que hoy sos capaz de ver y reconocer, puedas construir cada uno de tus deseos.


El eclipse de sol en tauro que se perfeccionó el día 30 de abril coincidió con la conjunción de Venus y Júpiter; traducido esto quiere decir que hay una energía muy potente que nos trae abundancia y debemos confiar en que lo que viene es mejor. También se dió en conjunción a Urano, proponiéndonos soltar viejas estructuras y aceptar los cambios que se avecinan.


Te invito a conectar con tu cuerpo, que sigas tu deseo, que aprendas a valorarte por lo que sos y que te sientas merecedora de todo lo bueno que el universo te ofrece, agradeciendo cada día. Ese es el secreto para atraer la abundancia a tu vida.


 

Por Eugenia Zarzoso Paoloni

Astróloga y tarotista

Instagram: @eugezp

 
 
 

| PSICOLOGÍA |



Desde el 2016, cada año, el primer miércoles de mayo se conmemora el Día Mundial de la Salud Mental Materna para sensibilizar y concientizar al respecto.

Es por ello que considero importante abordar en esta oportunidad a que hacemos alusión cuando hablamos de salud mental materna.


Podría decir en primer lugar que la maternidad abarca mucho más que lo físico ya que es usual que se haga hincapié en la importancia de los controles, análisis, alimentación, etc, pero menos frecuente que se hable de todo lo emocional que trae aparejado. Hoy en día se trabaja interdisciplinariamente y desde un enfoque perinatal que abarca la concepción, embarazo, puerperio y crianza. En este sentido es importante visibilizar la salud mental materna en el periodo perinatal, teniendo en cuenta por ej que los trastornos perinatales del estado de ánimo y ansiedad son la complicación número uno del parto y afectan a 1 de cada 7 mamas. A su vez el 40% de dichos trastornos se diagnostican y solo el 60% de ellos reciben tratamiento.


Podemos mencionar por ejemplo a la depresión post parto, un trastorno psiquiátrico, que afecta a un 10% de las mujeres post parto y que se diferencia de la “tristeza puerperal”, en la que solemos encontrar tristeza, irritabilidad,


agotamiento y preocupaciones variadas. Es fundamental saber que se puede pedir ayuda a profesionales especializados y que la depresión es un trastorno del que se puede salir. Recordando también a las mujeres que atraviesen por una situación como esta, que eso no significa que sean una mala mama o que no amen a su bebe, sino que como en muchas ocasiones, se necesita de ayuda.


Por ello es necesario estar informadas sobre qué es lo esperable en cada etapa de la maternidad, y conocer cuáles son los signos a tener en cuenta para buscar ayuda profesional. Muchas veces el malestar tiene que ver con tener las expectativas muy altas o pensar que las cosas deberían ser de otra manera y en otros casos podemos estar frente a determinados trastornos.

Es importante resaltar también que hablamos de maternidades, haciendo referencia a que cada maternidad es diferente, es un proceso singular en cada una y en permanente construcción. Nace un hijo y con el también muchas veces, el fantasma de ser una mala madre. Esto muchas veces angustia, debilita, paraliza, hace obstáculo o debilita. Y aquí entonces surge la pregunta: ¿en qué momento internalizamos el creer que una madre no tiene permitido equivocarse? En qué momento dejamos de hacerle lugar a las ambivalencias? O a creer que con el amor a los hijos bastaba para no cometer errores? Desde aquí la importancia de deconstruir ideales y mandatos, de sabernos humanas y de construir nuevas representaciones acerca de la maternidad.


Es interesante analizar el rol de la cultura en la construcción de la maternidad, esto fundamentalmente a través de mandatos, mitos y prejuicios en muchos casos. Por ejemplo nos han adoctrinado para ejercer la maternidad y encontrar en ella la plenitud y completud. Nos han contado que ser una buena madre es aquella que renuncia a su propia vida y la entrega al cuidado de los hijos. Que ser madres era serlo abnegadas, sacrificadas, despojadas de si mismas. Los estereotipos de género, en especial los relacionados con la maternidad, han socavado la identidad y la subjetividad de las mujeres a lo largo de la historia y aun hoy resultan palpables para una sociedad que mira con asombro otros modos de construir la maternidad, otro modo de ser madres. De aquí la importancia de trabajar en todo ello por nuestra salud mental y para avanzar y perseguir nuestro deseo.


Hablar de salud mental materna es muy amplio, son muchos los aspectos a tener en cuenta, pero tomando lo que respecta a mi quehacer profesional en una maternidad, puedo decir que acompañar a mujeres en periodo perinatal es ser testigo privilegiada de un tránsito, de un pasaje único, es acompañar desde la escucha habilitando un espacio entre lo ideal y lo posible, es hacer lugar a las emociones más intensas, a miedos, temores e incertidumbres. Es conmoverse más de una vez acompañando a las mujeres en esta gran aventura de construirse como madres.


 

Por Carola Alias.

Lic. en Psicología con formación en Psicología Perinatal y Reproductiva. Miembro del Equipo de Salud Mental Perinatal del Hospital Materno Infantil H. Quintana.

 
 
 

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